viernes, 2 de junio de 2017

Iñaki Gabilondo - La voz


Hablamos a varias voces, la cadena significante es polifónica. Las palabras se encadenan y el sujeto evanescente se desliza como los efectos de sentido, se desplaza.

El sujeto es un lugar vacío que encarna el lugar de su propia ignorancia, y el psicoanalista al poner entre paréntesis con su escucha  ese decir, ayuda al paciente a leer entre líneas, a escuchar lo que dice y lo que no dice en lo dicho y contribuye a aproximarlo a decir lo que desea.

La palabra circula hacia el Otro o desde un Otro que es pródigo en significaciones del sujeto. Algunas palabras pueden fijar al sujeto en un momento determinado, en el que se reconoce una palabra de verdad, que dice algo de la verdad de goce del sujeto.

Ernest Jones introduce el concepto de afanisis en relación al miedo a la abolición total y permanente de la capacidad de gozar, el temor a perder todo deseo.

El término afanisis proviene del griego aphanisis y significa invisibilidad, desaparición.

E. Jones percibió la pulsación temporal característica del inconsciente, apertura y cierre, y lo nombró como afanisis, desaparición o temor a la desaparición del deseo. El sujeto se manifiesta en ese movimiento de desaparición: fading del sujeto.

J. Lacan retoma el término especialmente en el Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, en una acepción diferente. Vincula la afanisis a la relación del sujeto con los significantes.

El sujeto del inconsciente  es definido como efecto del significante, de la palabra que desarrolla sus redes y del goce que marca sus coordenadas.

El sujeto puede encontrarse representado por algún significante bajo el cual se inscribe, siempre en relación a otros significantes que se oponen, lo acompañan o lo marcan. Pero “El sujeto no es un dato sino una discontinuidad en los datos” (1). De ahí que no se tenga acceso a un último término que defina su ser. Es allí donde Lacan situará la afanisis.

No hay sujeto sin que haya en alguna parte afanisis, desaparición del sujeto ante su propia división.

Iñaki Gabilondo es un reconocido periodista. Inició su carrera en el mundo de la radio en Radio Popular (COPE) en San Sebastián, de la que fue director con 27 años. En 1969 pasó a dirigir Radio San Sebastián de la Cadena SER, de  la que, posteriormente,  es nombrado director de los Servicios Informativos de la Cadena. Ocupará el mismo cargo en Televisión española. Años más tarde fue director general de Radio Televisión 16.

Dirigió durante casi veinte años el que él considera el programa de su vida: Hoy por hoy,  referencia de la radio y que ha llegado a ser el programa de más audiencia de toda la historia de la radio española. Ha sido galardonado en distintas oportunidades  con premios como la Antena de Oro, Premio de Periodismo de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, Premio Onda, Protagonistas de Comunicación entre otros muchos.

Iñaki Gabilondo ha entrevistado a todos los presidentes del gobierno; líderes políticos de todos los partidos; personalidades internacionales, escritores, investigadores, actores, directores de cine, cantantes y todos los protagonistas de la actualidad.

En una ocasión en la que lo entrevistaban a él, le preguntaron sobre  el momento,  en su larga y exitosa trayectoria, de mayor satisfacción y orgullo, “su mejor programa”. Iñaki respondió que el momento de mayor intensidad emocional sentida por el ante un micrófono. fue cuando estaba entrevistando a una mujer cuyo hijo había estado veinte años en coma, y ella había permanecido a su lado todo el tiempo. Un buen día despierta, vuelve a la vida. Al narrar esto la mujer le dice a Gabilondo que cuando el hijo volvió a la vida le dijo “He estado oyéndote todos estos años”. En ese momento, en plena audición de radio, en antena, Iñaki se desvanece y cae al suelo.

Lo oído puede convertirse sin que el sujeto lo advierta en un efecto, tocar, dar en el blanco. 

Gabriela Galarraga 

(1) J. A. Miller, Introducción al método psicoanalítico, nueva biblioteca psicoanalítica. Eolia-Paidós, Bs As, 1997, pág 67.